Un concierto en la Zarzuela

Escrito por: Amanda Peralta

Hacen tres semanas, fui al Teatro de la Zarzuela aquí en Madrid a ver uno de mis cantantes favoritos: Joan Manuel Serrat. Serrat es un cantautor y compositor español (catalán) muy conocido, aunque es probable que no hayan oído de el. Por ejemplo, su canción más famosa, Mediterráneo (youtube), fue eligida como la mejor canción española, la más importante del siglo veinte.

El fue una figura controversial aquí en España porque en el año 1968, cuando su carrera apenas comenzaba, entro en un concurso de canciones. En esos tiempos y aún hoy día escribe canciones en español y en su lengua nativa, catalán. Al estipular que el no cantaría la canción si no en catalán, fue remplazado por el gobierno de Franco. Sus canciones y discos fueron prohibidos en todo España y tuvo que escapar a Latinoamérica, en donde vivió hasta la muerte de Franco.

Desde el extranjero, Serrat fue una voz poderosa en contra del gobierno represivo--y no solo el español si no todos los gobiernos represivos. Su manera de transcender su momento histórico especifico es lo que le dio tanta fama en Latinoamérica. Es por eso que su música influyó mucho la juventud de mi padre en Chile. Y es por eso la música de Serrat siempre ha estado conmigo. Desde la edad más temprana recuerdo haber escuchado sus melodías, y los poemas de autores como Antonio Machado y Miguel Hernández transformados en canciones increíbles. Cuando me enteré que Serrat estaría en Madrid realizando conciertos durante mi tiempo aquí, tuve que aprovechar de esta oportunidad increíble.

Su gira de conciertos este año es a causa del nuevo disco que ha lanzado llamado Miguel Hernández: Hijo de la Luz y de la Sombra. Serrat a musicalizado un grupo de sus poemas en recuerdo al centésimo aniversario del nacimiento del poeta español. Y el no es el único--mi señora me ha contado que en toda España se han hecho homenajes al poeta este año. Pero sí es única la potencia emocional que Serrat le da a las palabras de Hernández.

Lo que me realmente me sorprendió, tanto ese Domingo hacen tres semanas, como ahora al reflexionar sobre ello, fue la fuerza que esas canciones pudieron tener. Hay que considerar que Miguel Hernández lucho por la republica durante la guerra civil española hacen más de 70 años. Sin embargo su historia continua siendo increíble. Se murió en la cárcel después de ser condenado a la muerte por sus inclinaciones anti-franquistas, mientras su esposa e hijo se morían de hambre. Y en esas condiciones opresivas, casi insoportables, escribió algunos de sus poemas más conmovedores. Durante dos horas Serrat convirtió esas palabras en cantos de autentica felicidad y autentica tristeza. En algunos momentos incluso simplemente hablo los poemas, de manera tan honesta que yo no podía discernir si hablaba del dolor de Miguel Hernández, o del dolor que el mismo lleva dentro de el. Ahí, en la hermosa sala del Teatro, sentí a cienes de personas llenas de emoción, aplaudiendo con todo el respeto del mundo cada ves que se terminara otra canción.

Al cantar su famosa interpretación del poema Nanas de la Cebolla (youtube) la audiencia entera se quedo queta. El poema fue escrito por Hernández cuando recibió una carta de su esposa contándole que ya no tenía más que darle a su hijo de comer excepto cebo

llas. Hernandez escribe, y Serrat canta,

“Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma”

Más que nada es tan humano este querer de Hernández, de tratar de mantener la inocencia de su hijo en un mundo que fue tan cruel con el. En ese momento pensé que aunque España ya no muestre rasgos de una guerra que ocurrió hacen tantos años, las heridas existen y se entienden hoy igual que siempre. La canción termino con Hernández diciéndole a su hijo:

“No te derrumbes
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre”

Pero en España, y en todo el mundo, la memoria no se borra. Todos sabemos lo que ocurre, y lo que ha ocurrido... y por esto no podemos parar de honrar nuestro pasado.